La pandemia me convirtió en horticultor


¿Alguna vez se te ha desconectado la mente, y has sido por algunos segundos un ser completamente sensorial? 

Estar en el momento presente le llaman. Casi como un estado de iluminación búdica. Y puede ocurrir cuando menos lo esperas y sin necesidad de meditar en posición de loto.

Como cierto día en el que mis sentidos tomaron el control mientras cocinaba

Pasé de rumiar mis acostumbrados pensamientos a contemplar extasiado el ordinario tomate que tenía entre las manos. Como si de pronto éste se llenase de colores, detalles y texturas que antes no percibía.

Y no, no había fumado ninguna hierba "feliz".

Pasado el breve momento sensorial, la incontenible mente volvió a lo suyo  y empezó a realizar un sinfín de preguntas.

¿De dónde procede este tomate y todos estos vegetales que consumo?, ¿cómo es posible que el abastecimiento de estos vegetales sea constante durante todo el año?

Mi jardín, mi pequeño edén 

Mochileando he tenido la oportunidad de conocer de cerca una que otra chacra y a los agricultores que la trabajan. La vida en el campo parece idílica para un citadino como yo, pero es una vida bastante dura. Sembrar, cuidar las plantas de las plagas, y esperar a que crezcan cultivos aptos para el consumo o la venta no es una actividad fácil.

Y de lejos una actividad que no podría realizar ni en el más heroico de mis sueños. 

Como buen citadino, mi contacto más cercano con la naturaleza fue sólo a través de los árboles frutales que vi crecer año tras año en el jardín interior de mi casa. 

Cuatro árboles en total, de lúcuma, palta, manzana y mandarina. Todos ellos plantados y cuidados por un veterano señor que se encargaba, no sólo de los árboles, sino también del espeso césped.

Años después y con la llegada de mis 2 perros el jardín vivió sus peores momentos. Sólo los árboles sobrevivieron a sus patas con ácido y a mi falta de interés. Bastó un par de años para que la cobertura verde y acolchonada del césped se transformara en un yermo estéril. Terreno ideal para el desarrollo de la maleza más espantosa jamás registrada.

Y con la llegada de la pandemia la situación se salió de control, porque el señor que mantenía a raya la maleza cada mes, ya no pudo venir. El resultado: el jardín se convirtió en una horrible jungla plagada por los más radioactivos insectos. Sólo mis perros tenían el coraje suficiente para ingresar ocasionalmente por ahí. 

Y bueno, al final yo también tuve que armarme de valor para ingresar en la espesura tóxica para realizar un corto video, ya que el ambiente se prestaba para la idea de mi "tenebroso" guion. (Ve el video abajo)


El jardín resucitado

En cuarentena y sin más que hacer en casa, el momento de hacerme cargo del jardín finalmente llegó, ya no había excusa. Hasta compré un machete.

Nunca antes había usado un machete. Como curiosidad sólo puedo comentar que al empuñar esta peligrosa herramienta me sentí por un momento como un espadachín de hoja ancha con +6 de ataque y +4 de armadura de Age of Empires II, a punto de enfrentarse a una horda de malas hierbas con complejo de árbol.

Qué tan difícil podría ser eliminar toda esa maleza...

Si el señor que mantenía el jardín rondaba los 80 años, para mí y para mi poderoso brazo izquierdo sería pan comido.

Después de unos cuantos tímidos machetazos me percaté de un detalle. Cortar la hierba al nivel del suelo no es bueno para la espalda. Aún así, poco a poco fui agarrándole el truco (el machete corta mejor dándole al tallo en ángulo y no de frente como un desquiciado), y en 4 días pude acabar con toda la maleza. 

El trabajo había concluido con éxito. El jardín era ahora un terroso y polvoriento campo con cuatro árboles.

Sin embargo, otros problemas comenzaron a surgir. Al tener mejor visibilidad de cada rincón del jardín terreno, di con un hallazgo casi arqueológico desapercibido por décadas. Un enorme bloque de cemento enterrado al costado del árbol de manzana, árbol que hacía un tiempo venía perdiendo vitalidad. 

La operación "Rescatando al Soldado Manzano" había comenzado.

De palita a pala huertera

Si sacar la maleza me tomó 4 días, desenterrar el bloque de cemento me tomó casi 2 semanas. Dos motivos alargaron la operación. La vieja pala de mano que usé al inicio, y mis poco confiables músculos del brazo que sólo arañaron la dura tierra.

La solución: ir otra vez a la ferretería y comprar una pala de verdad o usar la habilidad excavadora de mis perros. Al final usé ambas opciones como se puede ver en el video de abajo. Por cierto, creo que a mi perro le gustaron las raíces muertas del manzano.


Toda esa ajetreada actividad tenía un fin: salvar el manzano, y después, sembrar césped. Deseaba recuperar otra vez el suave manto vegetal. Quería convertir el jardín en un lugar ideal para descansar en los calurosos días de verano próximos a llegar. Más aún con las restricciones por la pandemia.

Para tal fin, necesitaba trasplantar muchas ramitas del césped del jardín exterior, pero me dio una flojera terrible. Además, sabía que mis perros iban a echar todo a perder nuevamente. Así que de pronto, miré la pala, respiré hondo, y removí como un loco toda la dura tierra de un sector del jardín. 

Se me había ocurrido una idea. Iba a intentar sembrar algo que pudiera comer, el césped tendría que esperar. Pues, quién sabe qué pueda ocurrir el 2021 (colapso financiero mundial, 3ra guerra, invasión alienígena). Hay que estar preparados.

huerto en casa
El árbol de lúcuma tan generoso como siempre

El nacimiento de una seudohuerta

El entusiasmo inicial fue dando paso a... sí, la flojera otra vez. Es que soy bastante impaciente. Pensar en no ver resultados en semanas o varios meses me desmotiva mucho. Aún así decidí seguir adelante.

Para esta prueba, sembré lo que siempre tengo a mano en la cocina, ajíes y pimentones. Desconocía los pasos a seguir para tener éxito en la germinación de las pequeñas semillas. Lo único que sabía era que debía dejarlas secar por un par de días. 

Así lo hice, y luego todas las semillas fueron a parar directo a la tierra removida y húmeda. Ninguna acción especial más.

Casi una semana después, y luego de un incesante riego, la constancia dio resultado. No sabes la emoción que sentí al ver las pequeñas plantitas asomarse entre la tierra, fue casi como tener un hijo... supongo.

huerto en casa
El perro el peor enemigo de la huerta.

Si hace un tiempo atrás me picó el bicho de los viajes, esta vez me picó el bicho huertero, pues, luego de ver que era capaz de hacer crecer algo que no sea maleza, el interés por el cultivo urbano ha ido en aumento día a día.

Al día de hoy, esta es mi lista de cosas que he sembrado con éxito:
- Ají.
- Pimentón.
- Zapallo.
- Ajo.
- Papa.
- Caigua.
- Cebolla.
- Tomate.

Por el momento todo va muy bien, y todas las plantitas están creciendo sanas y sin ninguna plaga.

Y en estas escasas dos semanas he aprendido y me he beneficiado de varias cosas:

- He aprendido a abonar la tierra con compostaje hecho con los residuos vegetales de la cocina. 

- He aprendido a conocer las diferentes necesidades de cada planta. Por ejemplo, con respecto al riego, no es cuestión de echar agua a lo loco, algunas plantas requieren menos agua que otras, como el ajo.

- Estoy haciendo experimentos para obtener semillas sin tener que comprarlas. Un ejemplo, si plantas la parte superior de la zanahoria, ésta rebrotará para darte sólo semillas. Pero, también hay otras que sí dan nuevas cosechas mediante rebrote, como la papa.

- He identificado a varios insectos beneficiosos en mi huerto, como la crisopa verde y la mariquita, ambos voraces aliados antiplagas. Y pensar que antes yo los mataba.

- Estoy aprendiendo a ser paciente, a no andar tan acelerado. Eso disminuye cualquier rastro de ansiedad.

- Estoy probando tácticas antiperro para evitar que mis queridos amigos perrunos, en especial el perro macho, deje de entrar al terreno cultivado. Ya ha entrado varias veces, por fortuna no destruyó nada, pero regó todas las plantas con sus orines apestosos. Si sigue saltándose mis barreras me lo ceno en Nochebuena.

huerto en casa
Mi huerta, hace unos días. A la derecha: los restos secos de la maleza.

Una noticia en desarrollo

Así es estimado lector, mi intención con esta entrada es para registrar este momento, aún no sé si tendré éxito, pero también quiero animarte a hacer lo mismo, y si no tienes jardín, en YouTube hay infinidad de expertos en el tema que tienen una huerta en un departamento. No hay excusa para no practicar la horticultura.   

Te dejo algunos canales que he estado mirando y que me han servido mucho: 

- La Huertina de Toni.
- Cosas del Jardín.
- Wini Walbaum & Co.

También te dejo mi Instagram por si deseas seguir el progreso de mis plantitas. 😉


Ahora si, hasta aquí la entrada de hoy. Te dejo algunas imágenes de mis engreídas.

Nos vemos.

huerto en casa
Caigua

huerto en casa
Zapallo

huerto en casa
Ají amarillo

huerto en casa
Papa



Comentarios

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