Cómo sobrevivir a un viaje en bus

Cuando la tierra vio a los primeros seres humanos recorrer sus rincones, notó en éstos extraños monos desnudos un irrefrenable instinto explorador. Instinto que los llevó a vagar sin rumbo fijo hacia un horizonte que parecía no tener fin. Y fue esa curiosidad innata la que le permitió colonizar cada lugar del planeta por muy inhóspita que ésta pareciera. Pero, miles de años después aquellos hombres se volvieron sedentarios, y luego, habitantes de cómodas ciudades en las que ni siquiera es necesario caminar para obtener el alimento, sólo basta una llamada y ¡ya está! Aún así, estoy convencido de que todo ser humano sobre este planeta, aún conserva en su interior, ese gen nómada primordial . H asta el citadino más sedentario y acostumbrado a ver Netflix cada fin de semana echado en la cama cual momia, posee el gen. Y ¿por qué lo creo? Bueno, porque hasta el día de hoy no he encontrado a una sola persona que no le guste viajar. Nadie se resiste a una buena aventur...