El aseo, lavado y otras cosillas durante un viaje

   
La sensatez llega con el paso de los años. Yo lo certifico. Por ejemplo, antes yo maldecía el verano y a sus días soleados y calurosos. Hoy, ya no importa cómo esté el clima. Hoy estoy en paz con el mundo, y amo a todas las criaturas del planeta.

Aunque todavía hay ciertas cosas que me molestan del ve-ve-verano.

Verano es sinónimo de sudar cual caballo sin siquiera mover un sólo músculo. Una situación que en ocasiones se torna un poco dramática, cuando al desodorante se le ocurre abandonarme justo dentro del transporte público y en hora punta.

Salir del bus e ir a pie por la ciudad soluciona parcialmente el problema. El detalle está en mi forma de andar. Yo suelo movilizarme a una velocidad extrema, casi como una marcha olímpica. Tan rápido, que a veces la gente se asusta al ver mi intimidante paso.

Como es de esperarse, luego de la obligada caminata, termino tan transpirado que es una obligación tomarme varios y refrescantes baños con agua fría para bajar la temperatura de mi etéreo cuerpo y estar "olfateable" otra vez.

Todo es muy fácil cuando uno tiene una casa con todos los servicios básicos en la ciudad, ¡oh la comodidad citadina! Pero, ¡espera!, ¿y cuando me vaya de mochilero?, ¿cómo haré mi aseo personal?, ¿cómo lavaré mi pestilente ropa luego de una caminata por las montañas?, ¿dónde haré mis "cositas" del sur?

Ahora que lo recuerdo, no pensé en aquello cuando me fui de mochilero por primera vez hace ya un tiempo atrás. Lo hice todo tan impulsivamente, ¡caray!

Y ahora que estoy viendo la posibilidad de hacer otro viaje aún más austero, es inevitable preocuparme otra vez sobre el asunto, pues nadie quiere tener a un hediondo zorrillo hippie al lado, ni quiero tener problemas de tránsito intestinal por temas sanitarios.

Antes de empezar con mis elucubraciones sobre el tema (vaya palabrita), te pasaré a contar lo que experimenté en aquel primer viaje de casi tres meses por el Perú y el Ecuador, para que puedas tener una idea de lo que le sucede a un viajero inexperto con escaso dinero.

Aseo Personal

Si quieres viajar, y tienes pensado alojarte en hostales de dudosa reputación o en hoteles baratos o seudo hospedajes para mochileros con baño compartido, como lo hice yo, casi no tendrás problema con el tema del aseo personal.

Ya que estos lugares siempre cuentan con agua corriente (ojo: si el local tiene varios pisos, elige siempre las habitaciones del primer o segundo piso para que no tengas problemas de baja presión de agua).

Lo difícil, a veces, es que puede tocarte un hospedaje sin agua caliente, y si estás en un lugar frío, como en la montaña, sufrirás. Aunque uno se acostumbra, porque es estar al borde de la hipotermia u oler a culo de perro. ¿Y cómo sé yo de ese olor?, tengo perros, ¡no me pidas detalles!

En casi todo el viaje por el Perú y Ecuador pude bañarme cual Cleopatra sin contratiempos, sólo hubo dos únicas y terribles excepciones. 

La primera fue en Chamanga, Ecuador, un pequeño y olvidado pueblo al que llegué por equivocación rumbo a Mompiche. 

El rústico hostal donde me hospedé, hecho de húmeda madera sobre el río (palafitos) no tenía agua corriente, sólo unos enormes contenedores plásticos con agua de dudosa procedencia que jamás toqué, felizmente mi estancia sólo duró una noche. 

La otra mala experiencia fue en Bagua, al norte del Perú. Me alojé en un hospedaje de apariencia respetable pero que nunca tuvo agua, ni camas decentes. Me enteré luego que en esta remoto lugar hay problemas con el abastecimiento de agua potable en varios puntos de la ciudad.

Con respecto a los productos que usé para mantenerme guapo, mi botella de 400ml de champú H&S (páguenme por la publicidad), me duró los tres meses de viaje, hasta me sobró, y teniendo en cuenta que lo usé a diario. 

Igual con la pasta dentífrica. Los jabones son un caso especial, siempre tuve uno a mano, pues te los regalan en los hospedajes (junto al papel higiénico), y son acumulables, durables y "fusionables".

Por cierto, sólo una vez tuve que usar el método de aseo llamado "del avioncito", que consiste en lavarse sólo las "alitas" (axilas) con agüita y con jabon, fue en un remoto hospedaje en Yungay que no tenía ducha, pero tenía una impresionante vista de los nevados.

El aseo personal en los viajes

Lavado de Ropa
   
Lavar mi ropa sí fue un problema, porque mi escaso presupuesto no me permitió usar una lavandería, sólo en 4 ocasiones pude alojarme en lugares donde se permitía lavar y tender la ropa, los demás días tuve que lavar mi ropa a escondidas en los hostales, pues estaba explícitamente prohibido.

Mi "técnica ninja" era aprovechar mi matutina ducha, y ponerme a lavar con jabón algunas prendas mientras me enjabonaba una nalga para no levantar sospechas. 

Lavar la ropa era fácil, lo difícil era secarla dentro del cuarto. No imaginas el olor que adquirió mi ropa por haberla guardado húmeda dentro de la mochila, aunque esa "fragancia" se iba con el uso... bueno, quizá no, quizá me acostumbré al hedor.

Eso si, en lugares calurosos, como en la selva, sudas más pero usas poca ropa (casi desnudo a veces) y hasta puedes andar con sandalias todo el día para ventilar los pies. Lo bueno es que puedes andar así en donde sea, no ahorras en jabón para la ropa, sino en ropa.

Las cosillas del cuerpo sensual

O mejor conocido como: hacer caca. Qué puedo decir, la pasé muy mal, y déjame advertirte de lo que te pasará, como vuelvo a repetir, si viajas con un presupuesto ínfimo.

Primero, un reclamo a mis compatriotas peruanos, no puede ser que seamos tan sucios y desconsiderados, el 99% de los baños compartidos en los hospedajes y hostales baratos son una literal mierda. 

Pareciera que algunos huéspedes sufren de ceguera anal, pues, déjame ser explícito: la mierda estaba en cualquier lugar menos en el inodoro, y si estaba donde correspondía, la cuestión estaba lo más asqueroso posible.

Mi consejo, ¡sé fuerte! ¡¡¡muy fuerte!!!, y si el baño está demasiado sucio llama al administrador para que haga algo ¡reclama!, pero, si lo puedes solucionar por tus medios, ¡adelante! y toma todas las precauciones, desinfecta, las botellitas de lejía son baratas, y aprende algo de contorsionismo.

Al otro extremo está Ecuador, y por lo que yo vi, nos lleva la delantera en conciencia ciudadana ¡están a años luz de distancia! Ningún hospedaje con baño compartido estuvo sucio, todos limpios, sin caca, ni orines, hasta el más barato, el de Chamanga sobre el río, estuvo limpio, a pesar de no tener agua corriente.

¿Y ahora qué?

No tengo la más mínima idea, me enfrentaré a los mismos problemas de antes, quizá estoy un poco más "curtido" después de esas experiencias, eso ayudará.

Lo novedoso ahora es que pasaré algunos días en casa de algunos amigos que he hecho en estos años en distintos lugares del Perú y Ecuador. 

Sé que no será suficiente, de todas formas a veces hay que pasar por estas situaciones, o dormir en carpa si hace falta (algo nuevo para mí), pero, al igual que el anterior viaje, más fueron la cosas buenas que malas, así que pa'lante no más, ya les contaré si me convierto en un zorrillo o muero en el intento.

Y dime ¿tú has lidiado con estos problemas en tus viajes? Cuéntame en los comentarios.

Saludos. 😉



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