Sobre mundiales de fútbol y demás cosas peloteras

Con pronóstico al final - Rusia 2018 (actualizado)

La Copa Mundial de Fútbol, un evento deportivo que despierta pasiones cada 4 años. Ensalzado por unos y odiado por otros. Para mí, una actividad sin sentido hasta este 2018, año en el que por primera vez en mi vida vi a la selección de mi país participar en tan importante campeonato. Aún así, guardo con mucho cariño los recuerdos del primer mundial que vi: El de Estados Unidos 1994. 

Todavía guardo en mi memoria los impresionantes goles de la mágica dupla Romario/Bebeto, o el dopaje de Maradona, ¡che! la pelota no se mancha, o la derrota de Alemania frente a Bulgaria en cuartos de final, y cómo olvidar el llamativo traje multicolor  del diminuto arquero mexicano Jorge Campos.

Eran otros tiempos, eso es claro. Empezando por los jugadores, hombres de apariencia sencilla que a diferencia de hoy, no mostraban tatuajes por todo el cuerpo, ni estrafalarios peinados de moda (a excepción del Pibe Valderrama), ni señales de "metrosexualismo", ¡ejem, ejem!, ahí te hablan Cristiano Ronaldo. 

Tampoco existía Internet, ni celulares, ni bigotes en mi rostro, porque por esas épocas yo era un párvulo despreocupado que trataba de ver el mundial en una condenada televisión de perilla, que con suerte mostraba algunas imágenes en la pantalla, obra y gracia de la enorme antena de bambú ubicada en lo alto del techo de mi casa, que recogía las señales electromagnéticas llegadas desde la lejana Lima, a 204 kilómetros al sur.

A pesar de las carencias tecnológicas, el mundial de fútbol de 1994, fue uno de los que viví con mayor intensidad, tal vez porque lo pasé en familia junto a mis hermanos, que en esos años todavía habitaban la casa de mis padres. En especial mi hermano mayor, que por aquel entonces, aún viviendo en Lima, regresaba constantemente al "nido" en largas visitas que a veces duraban meses.

Mundial de fútbol
Ese festejo marcó una época

Yo, arquero (portero, guardameta, golero, etc.)

Si tuviera que elegir una banda sonora para ese mundial, la canción elegida sería "Matador", de los Fabulosos Callidacs, una canción que resonaba en mi mente cada vez que mi hermano mayor y yo emulábamos sobre el verde césped del jardín de nuestra casa, los goles de Romario en el mundial. Siendo mi hermano "el Romario", y yo el vencido arquero, obvio.

Pero, ¿porqué era yo el arquero, y no el talentoso goleador? Sencillo. Primero, soy el hermano menor sin opción a elegir, y segundo, soy demasiado inútil para jugar el fútbol, en resumen, ¡soy una bestia!

Y es que mi experiencia con el fútbol no ha sido nada halagüeña. Nunca llegué a destacar en el "deporte rey", ni en mi etapa escolar, ni en la universitaria, menos ahora. Soy tan malo con los pies y el balón, que puedo tener la portería a sólo 2 metros y mandar la pelota tan alta y desviada, que la puedo poner en órbita alrededor de la Tierra, ¡como el penal de Roberto Baggio! o ¡el reciente proyecto espacial de la NASA a cargo de Cueva contra Dinamarca! 

Mis únicas virtudes en el deporte fueron mis rápidos reflejos y mi facilidad para saltar 1,8 metros sin tomar carrera, "Es que eres flaco y el aire te lleva" —bromeaban mis amigos. 

Quizá hubiese sido un buen atleta olímpico de salto de altura, ¡quién sabe!, pero en la escuela pública donde me formé, las clases de "educación física" sólo se limitaban al fútbol, así que me mandaron a cuidar la portería en cada juego.

Del fútrock al odio a los mundiales 

El fútbol era el deporte estrella dentro de nuestra modesta escuela, lo jugábamos incluso dentro del pequeño patio de cemento a la hora del recreo. Nada nos detenía, y si no encontrábamos balones de fútbol, lo que sucedía a menudo, tomábamos el preciado balón de voleibol de las mujeres, previa negociación.

Sin embargo, cuando nuestras compañeras no daban su brazo a torcer, acudíamos muchas veces a las piedras, ¡sí!, ¡piedras de 10 cm de longitud que encontrábamos por ahí!, peso y medida oficial.

¿Te imaginas desviar con las manos una piedra que va a 50 kilómetros por hora con dirección a tu rostro? ¡Una locura!

Fue buena idea dejar de ser arquero en esa época, una acertada decisión que mi integridad física saludó. Además, después de tanto fracaso deportivo, lo mejor era olvidarme de jugar fútbol y admirar a través de la pantalla de la televisión a los que sí sabían jugarlo, los futbolistas profesionales.

Jamás imaginé que esa decisión afectaría tanto mi salud, como un golpe de una piedra en la cabeza.

Copa mundial de fútbol 2018
Sí se puede

El Chemo, el Chorri, ¿Júlio César de Andrade Moura? ¿ah?

La etapa de las eliminatorias sudamericanas para los sucesivos mundiales fueron para mí y quizás para muchos, un constante daño al corazón por las tristes decepciones, y un zapateo biliar por la rabia contenida por el nefasto y pobre desempeño de la selección peruana de esos años.

Y así pasaron los mundiales de Francia 1998, Corea Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010, y Brasil 2014, sin la participación del Perú. Para ese entonces yo estaba casi convencido que nosotros los peruanos no servíamos para el fútbol, tal vez para otros deportes, como el ajedrez, destacamos, como muestra, ahí tenemos al campeón mundial juvenil José Martínez Alcántara. Lástima que los logros de nuestros ajedrecistas pasen totalmente desapercibidos.

Meses antes de la enredada clasificación de la selección peruana al mundial de fútbol de Rusia 2018, mis escasas esperanzas en el equipo se fueron convirtieron en odio, un odio dirigido ya no hacia la selección, sino a la capacidad que tienen estos eventos deportivos para hacernos olvidar las cosas terribles que pasan en el Perú y en el mundo, cosas terribles como guerras, genocidios (léase Israel contra Palestina), matanzas (Yemen), delincuencia y corrupción.

En estos días, por ejemplo, no quiero ni imaginar qué negocios y acuerdos sucios estarán haciendo nuestros políticos para desangrar aún más al país, mientras tú y yo alentamos a todo pulmón a la selección peruana.

Es raro, yo no puedo mantenerme al margen de la participación del Perú en el mundial luego de tan larga espera (36 años exactos). Es una mezcla de emociones, hay problemas en el país y el mundo está loco, lo sé, pero un poco de alegría desenfrenada  y banal, hace bien al espíritu, y sé que estos contados días se convertirán en gratos recuerdos... siempre y cuando nuestra selección gane este jueves a los franchutes. 😆

¡ARRIBA PERÚ!
  
PD: No te pierdas el vídeo de abajo, es el pronóstico del partido entre Perú vs Francia:

Blacktradamus. Rusia 2018 from Marco Antonio Garcia Jiraldo on Vimeo.
     
Actualización: 

- Perú perdió, y no clasificó en la fase de grupos, el ciclo vuelve a empezar... devuelta a la realidad 😪 ¿Catar 2022?, ¿será?
- Argentina eliminado en octavos por Francia, ¿qué pasó Messi!
- ¿Brasil eliminado por Bélgica en cuartos? Ummm, ya fue este mundial, me quedo con Estados Unidos 1994.
- El anfitrión Rusia cayó ante Croacia por penales en cuartos. Putin, manda a todos a Siberia.
- Una final rara: Francia vs Croacia. Si me preguntas que opino, pues, no me gusta.
- Último momento: Los franchutes ganaron ¡bah!

¿Qué te pareció este mundial? Escríbelo en los comentarios.


Comentarios

  1. Hola Marco Antonio:

    Para mí, USA 94 fue también especial. Por ser el primero, por haber ocurrido antes del frenesí tecnológico de hoy y por la nostalgia de la infancia. Je.

    Igual, el de Rusia es inolvidable: estuvo Perú y vimos a la selección en el escenario de los grandes por primera vez.

    Suerte en tus viajes y tu música

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    Respuestas
    1. Hola Edú.
      Gracias por la buena vibra y por tomarte el tiempo de comentar la entrada. ☺👍
      Sabes, desde ahora tengo sólo 2 mundiales que recordaré con cariño: USA 94 y Rusia 2018, (ver cantar a los compas en el estadio el Contigo Perú me hizo moquear).
      A por Catar ahora. 😀
      Un abrazo, y Felices Fiestas. ☺👍🎸

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